Blogia
Días de Ramiro

La primera

La primera IV

Los días pasan y no consigo nada. Me despierto, desayuno, me visto, lo hago con ilusión, deseo ir al instituto. Lo deseo como nunca antes. Mientras desayuno suspiro. Ahora entiendo los suspiros del amor. Me cuesta respirar, y tragar, las tostadas se me hacen bola en la boca. Miro a mi madre, que desayuna conmigo. ¿Cómo decirle?, ¿Cómo explicarle? Sabe que me pasa algo, lo sabe porque me conoce "como si me hubiera parido". Pero yo callo. Termino de desayunar a duras penas. Me visto, me miro al espejo. ¿Cómo le voy a gustar a ella?, tampoco estoy mal, pero ella es tan superior. He oído que le gusta a un par de compañeros. Me hierve la sangre. Tengo competidores. Es una competición. Primera lección, apunta chaval, la vida es una jodida competición y los demás, los demás, los demás son los que te impiden llegar a la meta. Sólo queda luchar, ¿pero cómo?, aún ni una palabra, no sabe que existo, somos cuarenta en clase y sólo soy uno más. Pero lo conseguiré. Claro que sí.

La primera III

Resulta que la primera y un amigo mío tienen un conocido en común. Me alegro. Me alegro muchísimo. Ni siquiera sé porqué me alegro tanto. Cuando me lo comenta Raúl le empiezo a acosar a preguntas sobre ella.

-¿Qué te ha dicho tu colega?, ¿Cómo es?, ¿De qué la conoce?- Pregunto hiperexcitado.

Se extraña de mi curiosidad, pero no me dice nada. No sé si ha enterado de que me gusta, pero anoto mentalmente no ser tan impulsivo. No quiero que se entere. Aún no. Es pronto. Cambia de tema y yo me desilusiono. Comienza a hablarme de otras cosas pero yo ya no atiendo. Empieza a formarse en mi mente una fantasía que más adelante me acompañará. Quedar con su amigo y que de alguna forma venga ella también. Sería genial.

La primera II

Estoy en medio de clase. Me levanto. Me acerco con aplomo al pupitre donde se sienta la primera. Le agarro de los hombros. Le levanto y, en medio de la clase, le como la boca. Cierro los ojos, estoy en el cielo. Despierto sudando. Si viviera solo me daría una ducha fría. Nunca había entendido esa expresión. Ahora que me arde el cuerpo muchas canciones empiezan a tener sentido.

 

Duermo mal. Muy mal. No hago otra cosa que dar vueltas en la cama. Me dan calores y en pleno invierno tengo que destaparme completamente. Ardo. Jodida pubertad. Los pelos en los sobacos no me molestaban, pero esto… Pienso en ella. Constantemente. Deseo que llegue ya la hora de levantarse de la cama para ir al instituto. Para verla. Desde cuatro pupitres atrás y tres a la derecha. Está a un abismo de mí. Tan lejos…

La primera

Hoy he soñado con ella, con la primera, la primera chica a la que quise, la primera a la que besé, la primera que me robó el sueño, las ganas de comer y casi de respirar, la primera que me conmovió, la primera que me rompió el corazón.

Debo de tener un gran subconsciente ya que suelo soñar con cosas que no dejo escapar cuando estoyen vigilia. Ni siquiera aquí.

No me gusta soñar con la gente como ella poruqe ahora sé que voy a estar todo el día pensando en sus rizos perfectos que acaraciaban levemente sus mejillas. Yo tenía apenas trece años, acababa de entrar en el instituto, y fue lo primero que ví. Desde que la vi sentada en el pupitre no pude pensar otra cosa en todo el año más que intentar, de alguna manera, que se fijara en mí. Llegaba del colegio, un colegio sólo de chicos, donde ya veía mis primeras revistas porno con los amigotes. No sé si suena precoz. Así pues la única relación que tenía con el sexo contrario era la publicada. Sin amigas, ni conocidas. Sólo amigos, fútbol, cromos, chapas y Bola de Dragón. ¿Cómo iba a fijarse ella en mí?. ¿De qué se habla con una chica? Y si lo consigo... ¿qué haré con ella? No sé besar, no  sé nada.  ¿Qué voy a hacer?