Blogia

Días de Ramiro

La primera IV

Los días pasan y no consigo nada. Me despierto, desayuno, me visto, lo hago con ilusión, deseo ir al instituto. Lo deseo como nunca antes. Mientras desayuno suspiro. Ahora entiendo los suspiros del amor. Me cuesta respirar, y tragar, las tostadas se me hacen bola en la boca. Miro a mi madre, que desayuna conmigo. ¿Cómo decirle?, ¿Cómo explicarle? Sabe que me pasa algo, lo sabe porque me conoce "como si me hubiera parido". Pero yo callo. Termino de desayunar a duras penas. Me visto, me miro al espejo. ¿Cómo le voy a gustar a ella?, tampoco estoy mal, pero ella es tan superior. He oído que le gusta a un par de compañeros. Me hierve la sangre. Tengo competidores. Es una competición. Primera lección, apunta chaval, la vida es una jodida competición y los demás, los demás, los demás son los que te impiden llegar a la meta. Sólo queda luchar, ¿pero cómo?, aún ni una palabra, no sabe que existo, somos cuarenta en clase y sólo soy uno más. Pero lo conseguiré. Claro que sí.

Puente

Es puente. Tenía planes, grandes planes. Bueno grandes para mí, para los demás son planes normalitos. Se han estropeado. Me veo pillado en medio de un puente sin nada que hacer. Nada. Un amigo me propone ir a su pueblo. No pinto nada allí, no conozco a nadie y ya sé lo que pasa en esas situaciones. Que paso. Que me huele que me voy a aburrir como un demonio Pero es lo que hay. Mi vida está llena de tiempo perdido, anodino. Parece que funciono a trompicones.

Cambio total

El lunes tengo la primera entrevista de trabajo seria de mi vida. Me refiero a que es la primera en la que tengo posibilidades serias de ser contratado y no como becario toma cafés. Así pues mi vida dará un giro radical de estudiante a currante. Por fin el número ese de la seguridad social que tengo servirá para algo, para pagarle la pensión a los viejos de hoy para que la gente de futuro no pueda pagarme la pensión a mí.

¿Qué pasará?¿Me cogerán?... 

La primera III

Resulta que la primera y un amigo mío tienen un conocido en común. Me alegro. Me alegro muchísimo. Ni siquiera sé porqué me alegro tanto. Cuando me lo comenta Raúl le empiezo a acosar a preguntas sobre ella.

-¿Qué te ha dicho tu colega?, ¿Cómo es?, ¿De qué la conoce?- Pregunto hiperexcitado.

Se extraña de mi curiosidad, pero no me dice nada. No sé si ha enterado de que me gusta, pero anoto mentalmente no ser tan impulsivo. No quiero que se entere. Aún no. Es pronto. Cambia de tema y yo me desilusiono. Comienza a hablarme de otras cosas pero yo ya no atiendo. Empieza a formarse en mi mente una fantasía que más adelante me acompañará. Quedar con su amigo y que de alguna forma venga ella también. Sería genial.

No de mí

Yo, que soy maestro en el arte de no hablar de mí, desdeño las palabras que salen de tu boca referidas a mi persona. No creo que conozcas tanto, apenas yo me conozco, como para afirmar con tal rotundidad mis principios y fidelidades o, más bien, mi ausencia de ellas.

Ese algo

Hace tiempo que me dejé vencer por ti. Me acomodé en tus brazos y te empecé a escuchar nítidamente susurrar en mis oídos palabras llenas de… ¿rencor?, ¿odio?, ¿inquina?... yo lo llamo sabiduría.

Sabes bien cómo soy, eres parte de mí, sabes dónde y cuando actuar. Y actúas bien. Me previenes del todo el mundo, pues todo el mundo es susceptible de dañarme. Me recuerdas en la felicidad que es fulana efímera y caprichosa. Tú nunca te olvidas de pasear por mi cabeza. Eres cachorro fiel.

A veces me olvido de ti, te echo a un lado, te asfixio con perfume de mujer, con olores íntimos, con promesas de paz. La paz es para los cobardes. Y no te quejas, me dejas libre y nunca me niegas cuando regreso a ti como soldado ensangrentado tras larga batalla. Sólo quiero descansar en tu regazo. Nunca más partiré.

En mi miseria sólo tú me comprendes. Sabes porqué hice eso o aquello que nadie más entendió. Tan impropio de mí. Sólo tú conoces todos mis recovecos, lo que incluso  escondo y niego al del otro lado del espejo.

Ojalá te murieras mañana entre gente que dejara de darte siempre la razón.

 

La primera II

Estoy en medio de clase. Me levanto. Me acerco con aplomo al pupitre donde se sienta la primera. Le agarro de los hombros. Le levanto y, en medio de la clase, le como la boca. Cierro los ojos, estoy en el cielo. Despierto sudando. Si viviera solo me daría una ducha fría. Nunca había entendido esa expresión. Ahora que me arde el cuerpo muchas canciones empiezan a tener sentido.

 

Duermo mal. Muy mal. No hago otra cosa que dar vueltas en la cama. Me dan calores y en pleno invierno tengo que destaparme completamente. Ardo. Jodida pubertad. Los pelos en los sobacos no me molestaban, pero esto… Pienso en ella. Constantemente. Deseo que llegue ya la hora de levantarse de la cama para ir al instituto. Para verla. Desde cuatro pupitres atrás y tres a la derecha. Está a un abismo de mí. Tan lejos…

La primera

Hoy he soñado con ella, con la primera, la primera chica a la que quise, la primera a la que besé, la primera que me robó el sueño, las ganas de comer y casi de respirar, la primera que me conmovió, la primera que me rompió el corazón.

Debo de tener un gran subconsciente ya que suelo soñar con cosas que no dejo escapar cuando estoyen vigilia. Ni siquiera aquí.

No me gusta soñar con la gente como ella poruqe ahora sé que voy a estar todo el día pensando en sus rizos perfectos que acaraciaban levemente sus mejillas. Yo tenía apenas trece años, acababa de entrar en el instituto, y fue lo primero que ví. Desde que la vi sentada en el pupitre no pude pensar otra cosa en todo el año más que intentar, de alguna manera, que se fijara en mí. Llegaba del colegio, un colegio sólo de chicos, donde ya veía mis primeras revistas porno con los amigotes. No sé si suena precoz. Así pues la única relación que tenía con el sexo contrario era la publicada. Sin amigas, ni conocidas. Sólo amigos, fútbol, cromos, chapas y Bola de Dragón. ¿Cómo iba a fijarse ella en mí?. ¿De qué se habla con una chica? Y si lo consigo... ¿qué haré con ella? No sé besar, no  sé nada.  ¿Qué voy a hacer?

50 x nada

Carlos Sobera presenta, entre ceja arriba y ceja abajo, esta estafa de programa llamada “50 x 15” o como se llame ahora. A uno que le gustan los programas de preguntas tipo “Saber y Ganar”, pero para mortales, siempre le acaba llevando el zapping a este fraude de programa. Me explico. El nombre de 50 x 15 debe de referirse a la relación entre número de minutos/preguntas ya que en media hora de programa no hace más de siete u ocho preguntas. De éstas, las cinco primeras son para retrasados, (¿Quién escribió El Quijote?) un par normales y ya desbarran con preguntas prácticamente imposibles.

Se supone que es un programa de cultura pero cuando ya no quieren dar más dinero aparecen preguntas del tipo “¿Cuál es la diosa txacalacateca de la fertilidad?” o cosas por el estilo que no sabe absolutamente nadie.

Aún así seguiré viéndolo porque me hace gracia ver cómo hay gente que duda de quién escribió El Quijote.

La persistencia de la memoria

Siempre voy a recordad a quien de mi ya no se acuerda, siempre tiendo a olvidar a quien en mí sólo piensa.

Me acuerdo de ti últimamente, no entiendo muy bien porqué. Si bien fui yo quien dijo que no quería volverte a ver y a fe que lo he cumplido sabes bien que tú me obligaste a ello. Nunca he sido tu amigo ni he querido serlo, no entiendo esas palabras de amistad. Suenan extrañas en mis oídos a los que acostumbrastre a otra cadencia. Así que si me ibas a quitar el caramelo como a un niño talvez hubiera sido mejor que nunca me lo hubieras puesto entre las manos. Al fin y al cabo los recuerdos malos siempre saltan y a los buenos hay que buscarlos.

Pequeño

No sé que hacer, Dios mío. Son el hombre del presente, el hombre moderno, la esencia del no saber qué hacer. El hombre masa de atasco y veraneo en la playa. El hombre vertiginoso, el hombre voraz. Tengo que hacer algo que lo recuerden por los siglos. Quiero entrar en la posteridad. Aspiro como ser humano a la inmortalidad de grano grueso y busto en un parque. Pero qué más dará. Nadie hablará de nosotros y lo oiremos cuando hayamos muerto. Nadie.

 Esto te puede llevar a reflexionar, que no es lo mismo que flexionarte un par de veces, que en el fondo TODO da igual. De aquí a un par de siglos como si no hubieras existido ni para ti ni para nadie. Estamos condenados al olvido eterno. Es lo que llamo la humildad forzada. Cuando te hablan del tamaño de la galaxia, del número de estrellas en el universo, de la edad del sistema solar te das cuenta cuan insignificante eres. Motas de polvo.

 Algún día escribiré algo que merezca ser leído. Lo prometo.

Buscador

Siempre buscamos, pero estamos perdidos y solos. Ante los demás, ante el mundo. Siempre encontramos, pero no sabemos qué era lo que buscábamos. Cuando crees que encuentas algo enseguida te das cuenta de que falta algo. A mí me faltas tú. Ponme un comentario. Porque sabes que la vida es una eterna búsqueda y que si lo encuentras ¿qué sentido tiene ya tu existencia? Así que de forma consciente o no, más o menos provocada, lo dejas caer en cualquier rincón, lo dejas secarse al sol, estropearse, envilecerse, para alguna vez, tal vez, volverlo a encontrar.

Recargando

Después de mucho tiempo perdido vuelvo a empezar esto. He borrado todo lo antiguo, he tirado todo lo viejo, todo lo que me costó tanto pensar, escribir y postear. Lo he hecho así muchas veces en mi vida. Portazos y carpetazos radicales. No me gustan las medias tintas.

Empieza de nuevo la "lucha contra ese algo"